viernes, 6 de enero de 2017

Una breve reseña del capítulo 1 titulado:  “A gracious God and a neurotic monk”
Libro: "EL LEGADO DE LUTERO"

Por: Stephen J. Nichols

Stephen Nichols inicia con el capítulo 1 de este libro haciendo un recuento de la vida de Lutero y enfocándose especialmente en 7 lugares claves, los cuales fueron parte no sólo de la experiencia personal de Lutero en particular, sino de la Reforma Protestante en general.
Nichols nos conduce como todo un buen guía de turistas a través de los 7 lugares que fueron claves en la vida y experiencia personal de Lutero: Einsleben, Erfurt, Roma, Wittenberg, Leipzig y Worms.
1) Einsleben: El pueblo que lo vio nacer
Einsleben fue el lugar que vio nacer al reformador alemán el 10 de Noviembre de 1483. Fue también el lugar en donde Lutero fué bautizado al día siguiente y le asignaron el nombre de Martín en honor a san Martín de Tours, un soldado romano que se convirtió en monje y en sacerdote en el siglo cuarto.
2) Erfurt: El lugar que lo vio convertirse en monje
En Erfurt, Lutero inició sus estudios avanzados obteniendo el grado de bachiller en 1502 y tres años después obtuvo su maestría continuando con su preparación para el doctorado. Pero fue también en Erfurt en donde Lutero, a pesar de todos sus logros académicos comenzó a experimentar intensas luchas internas, las cuales eran acentuadas por el concepto medieval respecto a los pecados y méritos personales.
En el verano de 1505, Lutero tuvo una experiencia que cambiaría el curso de sus estudios y logros académicos. Atrapado en una tormenta violenta mientras regresaba de una visita a su familia en el pueblo de Mansfield, Lutero creyó que iba a morir. Aterrorizado, invocó la ayuda de santa Ana a quien le prometió que se convertiría en monje si lo libraba de tan inminente peligro. Promesa que efectivamente cumplió después de haber regresado sano y salvo a Erfurt.
3) Roma: La ciudad que lo decepcionó
Johann Von Staupitz era el vicario general de la orden de los Agustinos. Al darse cuenta de las luchas internas del joven monje, pensó que tal vez la única manera de que tales luchas se terminaran sería enviándolo en un peregrinaje a Roma, la ciudad santa. Y en 1510 Lutero emprendió su peregrinaje a Roma.
Nichols nos brinda algunos breves pero concisos detalles históricos, tales como el proyectos de construcción de la basílica y la remodelación artística de la capilla sixtina por parte de Miguél Angel. Proyecto que duró desde el año 1508 hasta el año 1512.
Pero ni todas las obras de arte juntas ni todas las riquezas arquitectónicas lograron impresionar al joven monje. El concepto que Lutero se había formado de Roma a quien veía como “la ciudad santa” se vino por los suelos al ver en sus calles las peores formas de vicio y pecado. Y la agonía espiritual que Staupitz pensaba que desaparecería con la visita de Lutero a Roma, solo se incrementó.
4) Wittenberg: La cuna de la Reforma
Fue en Wittenberg en donde Lutero no solo terminó sus estudios doctorales, sino que fue también el lugar en donde comenzó a ejercer su profesión como maestro de Teología en la naciente universidad de Wittenberg.
Wittenberg fue un lugar clave para la Reforma debido a que fue ahí en donde Lutero comenzó a descubrir cosas que antes no conocía ni entendía debido a su estudio personal y exposición de las Escrituras a sus estudiantes.
Fue también en Wittenberg en donde se inició la controversia por la venta de indulgencias, lo que propició que Lutero escribiera 95 tésis y las clavara en la puerta del castillo de Wittenberg. La intención inicial de Lutero era tan solo la de propiciar argumentos para el debate respecto a la legitimidad en la práctica de la venta de indulgencias. Pero el alcance y repercusión de lo que esa acción desencadenaría, fue algo que el joven teólogo jamás imaginó.
5) Heidelberg: El lugar que lo vió aferrarse a la cruz
Fue en Heidelberg en donde Lutero elaboró otras 28 tésis para responder a la crísis causada por las 95 tésis anteriores. A esas 28 tésis se les llegó a conocer como “La Disputa de Heidelberg” y en el corazón de esas 28 tésis se encontraba el lema: “Solo la cruz es nuestra teología”.
En esas 28 tésis, Lutero sentó las bases para lo que posteriormente abordaría de manera más detallada en lo que se ha llegado a conocer como la teología de gloria y la teología de la cruz. Lutero veía en la teología de gloria un menosprecio de la gracia de Dios al creer que el ser humano en su estado natural puede obedecer y agradar a Dios actuando en justicia.
De acuerdo a Lutero, la teología de gloria se jacta de la capacidad y habilidad del ser humano para hacer obras de justicia, mientras que la teología de la cruz reconoce y enfatiza la necesidad de la gracia de Dios ofrecida por medio del sacrificio de Cristo en la cruz.
La teología de la cruz de acuerdo a Lutero, enfatiza la miseria del pecador y su dependencia en la gracia y la misericordia de Dios. La teología de gloria por el contrario, no solo confía en la capacidad humana y en la acumulación de obras meritorias, sino que al hacer tales cosas, implícitamente se desprecia la obra de Cristo. Y Lutero veía en la teología católica romana esa teología de gloria que se oponía a la teología de la cruz que él tanto llegó a enfatizar.
Nichols nos dice que la última tésis, la tésis número 28, contiene una de las más bellas afirmaciones que Lutero jamás haya escrito: “El amor de Dios no encuentra, sino mas bien crea lo que le es agradable”. Nichols explica esta afirmación de la siguiente manera:
“El amor de Dios nunca va a encontrar nada agradable en nosotros debido a que somos pecadores y quienes debido a nuestra injusticia, somos totalmente inaceptables ante el Dios Santo y por esa razón, Dios nos hace justos. El nos (re)crea” (Nichols, p. 26).
6) Leipzig: El lugar donde se acuñó el eslógan de la Sola Scriptura
El eslógan de la Sola Scriptura no fué acuñado en la tranquilidad de una oficina o en la privacidad de un cuarto de estudio. Más bien, ese eslógan tuvo sus orígenes en el contexto de un acalorado debate entre Johann Eck y Martín Lutero.
El debate sostenido en Leipzig fué originalmente planeado para disputarse entre Andreas Karlstadt y Johann Eck. Pero debido a que Johann demostró ser un formidable rival quien emergió victorioso ante Karlstadt, Lutero se vió en la necesidad de incursionar en el debate para reinvindicar a su querido profesor y supervisor.
Nichols nos dice que “Aunque muchos tópicos fueron debatidos, una y otra vez regresaban al tema del papado o la autoridad papal” (Nichols, p. 29). Como fiel católico romano, Eck estaba totalmente comprometido con el dogma de la infalibilidad papal como un derecho divino.
En el transcurso del debate, se hizo mención de los padres de la iglesia. Mientras que Lutero afirmaba que muchos de ellos no tenían ni idea del dogma de la infalibilidad papal o del primado del papa sobre los obispos, Eck aseguraba (aunque sin demostrarlo), que algunos de ellos tales como Atanasio, apelaban a Roma y al Papa para obtener guianza y dirección.
Fué en este punto que Lutero hizo una afirmación la cual fué entendida por Eck como la afirmación de un hereje: “Ningún creyente puede ser obligado a creer algún artículo de fe que no esté de acuerdo con las Escrituras”. Esta afirmación fué suficiente para que Johann Eck asociara a Lutero con John Huss quien fué condenado como hereje a morir en la hoguera en 1415.
Nichols nos dice: “Dos cosas resultaron de Leipzig, una fué la formulación del eslógan de la Sola Scriptura y la otra fué el principio del fin de la permanencia de Lutero como un monje en buen estado dentro de la iglesia católica romana” (Nichols, p.30).
7) La ciudad de Worms: El lugar de la Dieta imperial
La intención del Papa Leo X era que Lutero se presentara en Roma, pero Federico el Sabio no estaba dispuesto a dejarlo ir, afirmando que Lutero era un ciudadano alemán y por lo tanto, enfrentaría a sus acusadores en suelo alemán.
El 17 de Abril de 1521, Lutero se presentó ante lo que se conoce como la Dieta de Worms. El esperaba iniciar un debate defendiendo lo que el creía, pero para su sorpresa, lo único que le exigían era que respondiera si los libros que se encontraban apilados a su lado habían sido escritos por él y de ser así, si él estaba dispuesto a retractarse de lo que ahí había escrito.
Debido a lo inesperado de la demanda, Lutero pidió que le dieran tiempo para dar su respuesta. El próximo día se presentó otra vez depués de haber pasado la noche en oración. Cuando todos los presentes esperaban oír una retracción de los labios de Lutero, lo que escucharon fue todo lo contrario: “No puedo retractarme”, dijo. “Aquí estoy firme, que Dios me ayude, Amén”.
Nichols concluye su capítulo diciendo: “El viaje de Lutero a través de esas ciudades fué literal y le dieron color a la biografía de su vida. Ellas también son las crónicas de un cuadro más amplio debido a que nos revelan el desarrollo de la teología de Lutero y el desarrollo de la Reforma misma” (Nichols, p. 31).
Nichols nos conduce en este capítulo introductorio por 7 lugares distintos que fueron parte de la experiencia personal de Martín Lutero. Los detalles históricos que Nichols nos provee no son abrumadores pero sí necesarios para que podamos tener un vislumbre del paisaje completo de lo que se abordará en más detalle en los siguientes capítulos.
Quiero pensar que la intención de Nichols fue la de ponernos sobre la mesa una variedad de exquisitos platillos, pero que fueron tan solo una pequeña prueba de cada uno de ellos para despertar nuestro apetito y querer disfrutar del banquete completo. Si esa fue la intención de Nichols, tal parece que logró su cometido.

Daviel D'Paz